SOCIEDAD

Clamor social para que se cree un hospital geriátrico en Fuerteventura

Más de 11.000 firmas exigen ya un geriátrico en la Isla

Foto: Carlos de Saá.
Eloy Vera 1 COMENTARIOS 10/05/2018 - 07:19

“Te salva la vida el hecho de saber que hay un geriátrico”, asegura Guaduneth Betancor, un joven que con 25 años regresó a la casa de sus padres para hacerse cargo de ellos, él con alzhéimer y ella con problemas circulatorios y diabetes. Guaduneth, ahora con 32 años, es una de las miles de personas que apoyan la creación de un centro geriátrico en Fuerteventura.

Un día Guaduneth se dio cuenta de que su padre no le había reconocido. Al principio, pensó que era una broma, pero luego se percató de que no era así. Su primera reacción fue echarse llorar. Desde entonces, su padre, de 92 años, no le ha vuelto a reconocer.

Su hermana Elena insiste en lo duro que es lidiar con estos pacientes cuando los familiares desconocen los efectos de la enfermedad y cómo tratarles. Los cinco hermanos han cuidado de sus padres, pero Guaduneth, el único soltero y “no siendo egoísta” decidió un día volver a casa para cuidar de ellos.

Este técnico de ambulancias y sus hermanos cuentan, en los últimos tiempos, con la ayuda de una cuidadora contratada. Al principio, le pagaban con sus sueldos, pero la situación se complicó para algunos y “hubo que tirar de los ahorros de papá. Ha habido que gastar todo”, asegura Guaduneth.

En todo este tiempo, el joven ha tenido que dar prioridad al cuidado de sus padres y renunciar a las posibilidades que tocaban a su puerta. “Cuando fui adulto, empecé a destacar en lucha canaria y tuve la opción de salir fuera, pero renuncié a ello por quedarme a cuidarlos”, asegura.

También obtuvo una de las mejores notas de su promoción de técnico de emergencias. Se le ofreció la oportunidad de ser becado en Alemania durante seis meses e, incluso, un contrato laboral por un año. De nuevo, la responsabilidad hacia sus padres le impulsó a decir que no.

“Si hubiera un centro geriátrico sabríamos que hay esa opción y que no eres el último eslabón”, opina. Su testimonio va en consonancia con las 11.000 firmas que apoyan la creación de un hospital geriátrico en Fuerteventura. Algunos de los que iniciaron la lucha han fallecido como Elías Rodríguez y Antonio Peña. Otros siguen en la batalla como el médico Arístides Hernández, Álvaro García o Pedro Carreño.

Patean las calles recogiendo firmas, mantienen encuentros con representantes de las instituciones y oyen promesas que no llegan a buen puerto. Pero, sobre todo, intentan convencer a los responsables políticos de la necesidad de un centro donde los mayores acaben sus días de la forma más digna.

Nuevos obstáculos

En el último mes, los miembros de la plataforma se han topado con nuevos impedimentos. Las declaraciones de la consejera de Bienestar Social del Cabildo, Rosa Delia Rodríguez, asegurando que solo existen cuatro peticiones de este servicio en el Cabildo sentaron como un jarro de agua fría a los miembros de la plataforma, creada hace seis años.

Sus integrantes no comparten el dato de la responsable de Bienestar Social. Álvaro García recuerda que Fuerteventura tiene 10.856 personas mayores de 65 años de edad. A su favor también cuentan con unas 11.000 firmas de apoyo y numerosos testimonios de familiares de toda la Isla que demandan el servicio. En la propia hoja de firmas a veces dejan anotado que tienen un familiar o algún conocido que demanda el servicio.

Para García son “suficientes datos para pasar de las palabras a los hechos”. Asegura no entender cómo Lanzarote tiene un hospital geriátrico y Fuerteventura no. Tampoco le cabe en la cabeza que solo haya un geriatra cuando por ratio le tocarían cinco. “No pedimos más. Solo igualdad en el trato y no esta situación de desventaja en una Isla donde el gasto sanitario por tarjeta es el más bajo del Archipiélago”, critica.

El doctor Arístides Hernández es uno de los mayores conocedores de la realidad sociosanitaria de la Isla. Apunta que “hay muchos enfermos que, por no tener plaza en el hospital, tienen que marcharse a sus casas, lugares que, para muchos enfermos, no reúnen las condiciones necesarias como la limpieza o el cuidado de profesionales”.

Hasta su consulta en Puerto del Rosario llegan testimonios de enfermos de otros puntos de la Isla a los que “en el hospital les han dicho, a las 2 o 3 de la mañana, que se vayan a sus casas con un tratamiento puesto y sin preguntar si la casa reúne las condiciones para tratarlo”.

Para los miembros de la plataforma todo esto se solucionaría si la Isla contara con un centro geriátrico con camas suficientes. No les vale la solución de la residencia de Casillas del Ángel donde de los 68 pacientes, 32 están encamados, según datos de la plataforma.

Álvaro lanza una pregunta en busca de respuesta. ¿Es una residencia o un hospital? Y mientras espera una respuesta institucional insiste en que “no pueden ser las dos cosas a la vez. Estas 32 personas no tienen que estar en una residencia sociosanitaria”.

A lo largo de estos años han estado oyendo promesas políticas. Recuerdan cómo se les intentó convencer de que las instalaciones del antiguo Parador, propiedad del Cabildo, podrían servir para acoger un hospital geriátrico. Finalmente, acabaron convirtiéndose en un hotel. La última de las promesas llegó en boca del consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias, José Manuel Baltar.

En una de sus visitas a Fuerteventura, mantuvo un encuentro con los integrantes de la plataforma. En aquella reunión, les planteó la posibilidad de hacer un módulo anexo para destinarlo a geriátrico en el entorno del hospital. Este podría estar comunicado, a través de un túnel, con las instalaciones hospitalarias. La plataforma acogió con agrado la propuesta.

El 20 de abril Baltar regresó a Fuerteventura y volvió a verse las caras con los miembros de la plataforma. Pero esta vez había cambiado de opinión. Ahora argumentaba que el hospital geriátrico no tendría que materializarse necesariamente en un edificio sino que “lo importante era una correcta atención”.

Algunos de los que iniciaron la lucha han fallecido como Elías Rodríguez y Antonio Peña. Otros siguen en la batalla como el médico Arístides Hernández, Álvaro García o Pedro Carreño

Guaduneth responde al consejero de manera clara: “Fuerteventura está harta de remiendos. Pagamos impuestos como todo el mundo y los abuelos y padres tienen los mismos derechos porque han trabajado toda su vida” y añade: “como hijo me duele porque todos tienen los mismos derechos, indistintamente de donde viven, de tener un digno envejecimiento con especialistas que los traten y que sirva de desahogo para las familias”.

Guaduneth va más allá e insiste en que hay familias que no se pueden permitir cuidar a sus mayores. “Requieren tiempo, gastos o, incluso, tienen a sus padres fuera en centros y tienen que trasladarse a verlos a otras islas. El hecho de que esté la posibilidad de un geriátrico ayudaría a muchísimas personas”, manifiesta.

José Manuel Baltar señaló que se elaboraría “un documento conjunto” sobre los recursos disponibles en el área sociosanitaria del Cabildo, “incluyendo la atención con la ampliación del hospital”.

Álvaro García se muestra sorprendido de que después de años reclamando un geriátrico “nos ofrezca un documento. No hemos pedido un documento sino soluciones tangibles y realizables a corto plazo. Estamos de acuerdo en que lo importante es la atención, pero cómo sin un edificio, sin especialistas en geriatría y sin recursos financieros suficientes”. Responde al consejero a la propuesta de crear un documento conjunto insistiendo en que “nosotros no estamos para eso. No somos especialistas para saber cuántas plazas nos corresponde. En cambio, si la Consejería encarga un estudio de viabilidad lo tienen en 15 días”.

Una necesidad urgente

Como necesidad urgente resume, Dominga Fuentes, la situación del hospital geriátrico en Fuerteventura. Hace tres meses, perdió a su marido, enfermo de alzhéimer durante 14 años, los últimos cuatro en cama. Ella tuvo la suerte de encontrarse con fuerzas y poder cuidar a su esposo. También pudo contar con la ayuda de sus hijos. Sin embargo, insiste en que es “una necesidad urgente porque las personas nos vamos haciendo mayores y no podemos cuidar de nuestros mayores. Además, se sacrifica la vida de los hijos”.

Comentarios

Estoy de acuerdo en que exista un geriátrico en Fuerteventura, y también he estampado mi firma, pero sigo pensando que nuestros mayores en los que me incluyo deben de hacer su vida en su entorno de siempre con las condiciones y ayudas necesarias, por parte de la administración y no estoy diciendo nada descabellado ni soy un experto en esta materia. Está claro que todas aquellas personas que estén solas y desatendidas por sus familiares por los motivos que sea, disponga de un geriátrico

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