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Agroviva, expansión en plena crisis

Una finca de más de siete hectáreas con frutería y kiosko de venta, impulsados por un par de jóvenes agricultores que supieron sacar provecho del reparto a domicilio durante el Covid

María José Lahora 5 COMENTARIOS 29/04/2024 - 07:40

El proyecto agrícola de la pareja de origen italiano asentada en Fuerteventura, Viola Sarelini y Valentino Cassani, ha experimentado una auténtica revolución. Los jóvenes agricultores, que dieron vida a su proyecto agrícola inicialmente en Tesejerague, aprovecharon las oportunidades que brindó la pandemia del Covid al sector primario para convertir su finca en un proyecto empresarial en continua expansión.

Justo antes de la crisis sanitaria contaban con una cartera de clientes fieles, pero centrada en el sector hotelero. Por entonces ya tenían claro que lo que les diferenciaba era la calidad de una producción cultivada siguiendo las pautas de una agricultura integrada, basada en el empleo de métodos respetuosos con el medio ambiente. “A pesar de no contar con la certificación ecológica, la filosofía es la misma”, explica Viola.

Con la pandemia y el consecuente cese de la actividad turística apenas un año después, la sabiduría popular se impuso y comprendieron por fin el dicho de “no debes poner todos los huevos en la misma cesta”. Cuando cerraron los hoteles contaban con una ingente cantidad de stock al que debían dar salida o tirar. Al tratarse de uno de los sectores profesionales con autorización para realizar su actividad, Viola vio la oportunidad de ofrecer el reparto a domicilio a través de un llamamiento en redes sociales durante el confinamiento para ofrecer su mercancía, consistente en tomates, papas y cebollas. La vendían por cajas en lugar de por kilos. Era la única manera de aprovechar la producción en plena campaña. Gozaron de buena fortuna y, gracias al boca a boca, comenzaron a ser conocidos y su producción muy valorada hasta el punto de que los clientes contactaban a cualquier hora del día para que les suministraran parte de la cosecha. Incluso les llamaban de otras islas, principalmente, de Lanzarote.

De pronto, se encontraron en plena pandemia con cuatro entregas semanales en Fuerteventura y dos en Lanzarote. Tuvieron que adquirir un furgón extra junto al que ya disponían para satisfacer la demanda de la venta a domicilio. Con los dos vehículos salían dos veces a la semana con destino a la isla de Los Volcanes. Pasando la noche en esas mismas furgonetas.

La demanda creció tanto que se vieron obligados a ampliar el catálogo de productos. Tuvieron que contactar con otros agricultores de la Isla. “Muchos no tenían ni la iniciativa ni las ganas de hacer el reparto a domicilio y fuimos su tabla de salvación”, explica Viola. Lo siguiente fue incorporar la venta a granel. Después los clientes volvieron a las calles. Ya habían aprendido la lección: no debían confiar en una única fuente de ingresos. Hasta el punto de que algunos hoteles aún les deben dinero, cuatro años después. “Por el contrario esta primera toma de contacto con el particular nos había enseñado que era la fórmula para lograr una ganancia más inmediata”, añade.

Nace así la primera frutería en Gran Tarajal, la localidad más cercana a la finca, un punto de venta para que sus clientes pudieran adquirir sus productos. Mientras tanto habían tenido que trasladar la producción a otra explotación. En la primigenia finca de Tesejerague estaban de alquiler. A pesar de la buena relación que siempre mantuvieron con sus caseros consideraron que era el momento de disponer de terrenos en propiedad con mayor suelo para cultivar. Ahora son propietarios de una explotación de siete hectáreas y media en el Valle de La Lajita, con el único inconveniente de que carecen de invernaderos.

Su plan de negocios contemplaba también el traslado de la frutería a Morro Jable, algo que se realizó de forma gradual. El objetivo, una vez más, era llevar su producción al punto de venta más cercano a la finca. El establecimiento “no ha dejado de crecer”, dice Viola. Allí suministran mercancía a particulares, hoteles y restaurantes. Sin embargo, los clientes continuaban acudiendo a la explotación agrícola para adquirir la producción a pie de campo a cualquier hora. La atención al público debía concentrarse en un horario compatible con el trabajo en la explotación y el punto de venta del sur de la Isla. Así pusieron en marcha un kiosko en la propiedad donde los clientes pueden acudir de lunes a viernes de 10.00 a 15.00 horas.

Su fórmula de negocio se basa en la venta directa de la producción de Agroviva y de otros agricultores de la Isla y fuera de ella, siempre que se mantengan bajo el paraguas de una agricultura con métodos sostenibles y productos de calidad. “Nuestro sistema de producción se basa en la lucha integrada de plagas: bicho malo que mata, bicho bueno, usamos productos que no sean nocivos para las plantas y mantenemos la polinización natural. Nos aseguramos que tanto nosotros como los agricultores que nos suministran sigan este enfoque”.

La base de su sistema es el uso de técnicas que maximicen los recursos

“La calidad es nuestra marca de garantía”, apunta la productora y empresaria. “No sólo de nuestros productos, sino de otros agricultores. Compramos lo mejor que se produce en la Isla y fuera de ella”, asegura. Acaban de incorporar cereza chilena al catálogo de frutas, que venden a 20 euros el kilo. ¿Por qué a ese precio? Pues porque para mantener los estándares de calidad exigidos por Agroviva y la frescura que garantiza un consumo en óptimas condiciones es necesario cosecharla en su punto de maduración exacto y exportarla en avión. “Si quieres frutas de hueso en pleno invierno tienes que acudir a zonas donde ahora es verano”, comenta Viola. La manzana procede de los mejores productores italianos. “La gente confía en nuestra selección de productos”, asegura.

Proveedores

En la frutería de Morro Jable y el puesto de venta a pie de carretera en la explotación del valle de La Lajita cuentan con productos procedentes de otras 15 explotaciones agrícolas, la mayoría de carácter familiar, incluidos quienes fueran sus caseros en Tesejerague, que han decidido retomar la producción agrícola y participar en el proyecto de Agroviva. “Ellos fueron los que nos enseñaron a llevar la finca. Los tomates que cultivan son los mismos que los nuestros”.

“El cliente no mira el precio del producto, sino la calidad y el sabor, por eso se valora”

Con el objetivo de disponer de unos proveedores de confianza realizaron un arduo trabajo de investigación “finca por finca” por toda Canarias para conocer a esas familias de agricultores y sus métodos de producción. “Creamos relaciones para comprar directamente, un trabajo que ahora nuestros clientes pagan. No somos los más baratos, pero sí los que vendemos productos más frescos y con más sabor”. Es una forma de apostar por un consumo responsable y saludable, y de paso educar al cliente a reclamar el producto de temporada.

En la actualidad, en la finca se encuentran cuatro personas trabajando. Agroviva está a la espera de poder ampliar la plantilla con personal cualificado. Viola explica que uno de los puntos débiles del sector es la dificultad para encontrar trabajadores. “Mientras tanto, todos saben hacer de todo”, tanto en el campo como en la venta directa. Cuentan con la inestimable ayuda de los padres de Valentino, que han decidido trasladar su residencia desde Italia a Fuerteventura de forma definitiva, y la contratación de personal temporal.

Transformación

Uno de los proyectos que tienen en mente es incorporar la transformación a la cadena de producción a fin de aprovechar los excedentes de la venta y continuar manteniendo la calidad del producto. “Cada vez que nos encontramos con un problema intentamos convertirlo en un nuevo mercado”. Al día se desechan “kilos y kilos” de frutas y hortalizas en la frutería de Agroviva. Para luchar contra ello, Viola y Valentino se han puesto manos a la obra para convertir esa debilidad en una fortaleza. Tienen la vista puesta en un futuro laboratorio en la propia explotación, tal y como permite la normativa para el sector agrícola, para poder elaborar estos futuros productos ya transformados. No descartan tampoco convertir la finca en un refugio para los amantes de la naturaleza y disponer de una futura casa rural donde ofrecer a los visitantes la experiencia de conocer de primera mano el proceso productivo. Si bien, por el momento, los permisos se encuentran bloqueados.

Agua

Para resolver el principal problema al que se enfrenta el campo majorero, la carencia de agua agrícola, cuentan con sus propios métodos de aprovechamiento de los recursos y la adaptación de los cultivos a las características de los suelos del sur de Fuerteventura. Una de las ventajas de la finca en la que se encuentran instalados es que disponen de su fuente de suministro, un pozo de agua salada, pero que aprovechan mezclándola con el agua procedente del CAAF.

“Lo más importante es ser conscientes de que si hay carencia de agua no puedes plantar frutales como el plátano. Con lo que tenemos hay que hacerlo lo mejor que se pueda. Plantamos lechugas en invierno y en verano se sustituyen por melones y sandías, donde se aprovecha más el terreno al tener menos necesidad de agua y el precio de venta compensa”, explica Viola. También han dispuesto una manta térmica en el terreno como medida para retener mejor el agua y evitar su evaporación al tiempo que evitan que florezcan las malas hierbas, responsables de restar nutrientes y agua a los cultivos. La base de su sistema de explotación es el uso de técnicas innovadoras que maximicen los recursos y permitan el ahorro en el consumo del suministro.

Viola asegura no temer la repercusión de la línea marítima de Tarfaya, dado que los productos de Marruecos ya están entrando en el mercado español para grandes productos nacionales. “Los traen de Marruecos o tienen ya sus explotaciones en Marruecos y solo tienen que cambiarle la etiqueta, pero ese no es nuestro problema. Nuestro cliente no mira el precio del producto, sino la calidad y el sabor, por eso es tan valorado”.

Comentarios

Olé. Ánimo y mucha suerte, gracias por hacer mejor nuestra maravillosa isla.
Enhorabuena!!!! Mas gente así hace falta en la isla, emprendedores del sector primario!!! Me alegra mucho que les vaya bien!!! He tenido ocasión de probar sus productos y son muy buenos!!! En el municipio de la oliva también tenemos grandes empresarios del sector primario!!! Ánimo a tod@s q lo están haciendo muy bien!!!!!!
we are in Caleta where is the your nearest shop please
@David; yo no tener idea de are shop.
por favor, monte una tienda en el norte - zona La Oliva

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