ENTREVISTA

“La tarabilla canaria es una joya majorera a conservar”

Juan Carlos Illera, profesor de Ecología

Sofía Menéndez 0 COMENTARIOS 02/05/2024 - 06:48

Juan Carlos Illera, profesor de Ecología de la Universidad de Oviedo e investigador del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB), acaba de coordinar durante tres semanas un censo de la tarabilla canaria, especie endémica de Fuerteventura. En la Isla, a Illera le apodan El Tarabillero, pues llegó a la Maxorata desde la Universidad de La Laguna, todavía como estudiante, en 1992, y posteriormente eligió estudiar a este pequeño paseriforme para elaborar su tesis doctoral. Durante toda su vida profesional ha estado ligado a este pájaro, del que ha estudiado su biología en aspectos tales como la ecología evolutiva, genética, fisiología o biogeografía, entre otras muchas aproximaciones. Acaba de recorrer Fuerteventura con un equipo de cuatro ornitólogos -David P. Padilla, Marcelo Cabrera, Gustavo Tejera y Ángel Moreno- con la intención de conocer el estado de conservación de la tarabilla canaria en el único lugar del mundo donde vive.

-¿Cómo ha ido esta última investigación en Fuerteventura?

-Para mí siempre es un placer volver a mi querida Fuerteventura. En esta ocasión se trataba de repetir el censo de tarabilla canaria que realizamos en 2005-2006. El proyecto lo encarga SEO/BirdLife pero, en realidad, se trata de un mandato de la Unión Europea, y se financia a través del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. El objetivo de la Unión Europea es conocer el estado de conservación de las especies y subespecies que precisan medidas de protección especiales, y que se encuentran incluidas en los Anexos I y II de las directivas de Aves y Hábitats, respectivamente. En el caso de la tarabilla canaria realizamos un censo hace casi 20 años, y era una prioridad repetirlo para conocer el estado de conservación de esta joya majorera, una especie a preservar.

-¿Cómo se ha encontrado el territorio con respecto a aquel censo de hace casi dos décadas?

-Pues no muy bien. Ha habido una ocupación brutal del paisaje majorero, como algunas zonas que atraviesa la autopista, o muchos más parques eólicos y solares. También me ha llamado poderosamente la atención la invasión desordenada de los espacios. Por ejemplo, nos hemos encontrado en no pocos tableros de la Isla muchas caravanas y contenedores, pero también mucho territorio de distintos municipios rodeado de vallas, como en Ampuyenta, Tuineje o La Oliva, por citar solo algunos ejemplos. Nos hemos encontrado nuevos caminos y pistas abiertas, e innumerables rodadas de motos en sitios impensables hace unos años, en zonas de montañas y barrancos, en circunstancias, a todas luces, ilegales.

Foto: José Juan Hernández.

“Colonizó Fuerteventura hace más de un millón y medio de años”

-¿La cantidad de parques solares y eólicos que se están instalando en la Isla afectan a la tarabilla canaria?

-Los parques solares y eólicos impactarán en la especie, en tanto en cuanto estos se ubiquen en zonas óptimas para la tarabilla canaria. En ese sentido, quizás sean más preocupantes los parques eólicos que los solares, ya que estos últimos se suelen poner en marcha en tableros y zonas llanas, hábitats que no suelen ser utilizados por esta especie, aunque sí por otras como alcaravanes, terreras, corredores y avutardas.

-¿Puede adelantar alguna conclusión de este nuevo censo?

-Todavía no. Las impresiones en ciencia no funcionan. Hay que sentarse y analizar los datos de manera exhaustiva. Una vez terminemos esta fase daremos a conocer a la opinión pública, y a través de los cauces científicos pertinentes, nuestros resultados sobre el estado de conservación de la tarabilla canaria.

-¿Qué es lo más llamativo y atractivo de esta ave?

-Todo [dice mientras sonríe y le brillan los ojos]. Su nombre científico es Saxicola dacotiae, y está relacionado con su preferencia por utilizar las piedras. La forma de buscar alimento es situarse en lo alto de una piedra o un arbusto, y allí esperan hasta que aparece un invertebrado y entonces se lanzan sobre el infeliz animal y le dan caza. El grupo de las tarabillas está representado por más de 15 especies distribuidas por Europa, Asia, África y varias islas de Oceanía. El origen de este género hay que situarlo hace aproximadamente ocho millones de años, en las inmediaciones del Himalaya, y desde este punto se expandieron y diversificaron por los continentes citados. Casi todas las tarabillas viven en lugares abiertos y semiáridos. Aparte de la tarabilla canaria hay también otras tarabillas endémicas insulares como la tarabilla que vive en la Isla de Reunión o la tarabilla de Timor, la cual vive exclusivamente en la isla de la cual toma su nombre, así como otras islas menores cercanas.

“Es fiel al territorio en el que se asienta, que defiende con energía”

-¿Y quiénes serían los parientes más cercanos a esta tarabilla canaria de Fuerteventura?

-La más cercana sería la tarabilla del continente europeo y norte de África. En un trabajo donde analizamos las relaciones de parentesco de todas las tarabillas del mundo, estimamos que colonizó Fuerteventura hace más de un millón y medio de años, en el Pleistoceno. Si bien es verdad que lo normal es pensar que vino de África (por su cercanía geográfica) esto no tuvo por qué ser así, y es más plausible especular que su origen pudiera estar en poblaciones continentales que realizan migraciones parciales (como las centroeuropeas), de una manera similar a como se ha demostrado que ocurrió con las currucas capirotadas. Por tanto, podemos especular con que los antepasados de nuestra tarabilla canaria podrían haber sido algunos de estos ejemplares que llegaron a nuestro Archipiélago y que ya nunca regresaron al continente. Me gustaría comentar que la tarabilla canaria también vivió en Montaña Clara y Alegranza, pues una expedición de ornitólogos ingleses observó y colectó a principios del siglo XX en estas islas algunos ejemplares. De hecho, estos individuos los describieron como una subespecie distinta. No obstante, estas poblaciones están hoy extintas.

-¿Qué destacaría del comportamiento de la tarabilla canaria?

-Es una especie muy bien adaptada a vivir en ambientes semidesérticos como los que están presentes en Fuerteventura. Pero esto no significa que la podamos ver por cualquier parte. En general, le gustan las zonas de ladera con presencia de piedras grandes y de arbustos medianos y grandes. También le gustan los barrancos que cuenten con estas características. Sin embargo, no le gustan los malpaíses cerrados, ni las zonas de jable. Todo ello se puede explicar porque los hábitats y microhábitats en donde vive albergan las disponibilidades de alimento y también los lugares donde ubicar sus nidos, más elevadas. Es increíble lo bien que ajusta su período reproductor a las escasas lluvias que tienen lugar en la Isla. Prácticamente un mes después de las primeras -y muchas veces únicas- lluvias otoñales e invernales, empieza su tiempo de reproducción. Y esto está directamente relacionado con un aumento en la abundancia de invertebrados. Otro aspecto muy destacable es su fidelidad al territorio. Una vez que se asientan en un territorio -el cual defienden de manera muy enérgica- permanecen allí el resto de sus días.

-Sus investigaciones han marcado la declaración de zonas para la protección de las aves en Fuerteventura. ¿Cómo se definieron esos espacios? ¿Se están conservando?

-Gracias al trabajo desarrollado con mi tesis doctoral pude proponer la ampliación de algún espacio natural protegido, como fue el caso de la Zona Especial Protección de las Aves (ZEPA) de Vallebrón. Por desgracia, aunque esta ZEPA se amplió, incluyendo poblaciones de tarabilla muy importantes como las de las laderas cercanas a La Oliva, o el valle de Fimapaire, en la práctica no sirvió para gran cosa. Para mí, fue muy triste comprobar cómo se permitió la edificación del valle de Fimapaire, incluyendo la apertura de un corral de cabras. Es importante remarcar que estas construcciones, y otras futuras que puedan permitirse en la zona, no son compatibles con la conservación de la tarabilla canaria y tampoco serán buenas para otras especies nativas de aves.

Macho de tarabilla canaria. Foto: José Juan Hernández.

“El número de agentes de medio ambiente es claramente insuficiente”

-La avutarda hubara, según los estudios del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), si no se hace nada se extinguirá en 50 años. ¿Le preocupa que pueda pasar eso con la tarabilla canaria?

-El caso de la tarabilla canaria es diferente al de la avutarda, ya que el tamaño poblacional de la segunda es mucho más bajo que el de la primera. Por tanto, hoy en día, las pérdidas que se producen en la avutarda tienen un efecto negativo mayor que en el caso de la tarabilla. Sea como fuere, sin duda me preocupa que con el grado de destrucción y alteración de los hábitats a los que se está sometiendo a la Isla, sumado a la creciente presencia de gatos asilvestrados en el medio natural, todos estos factores negativos, más otros, en un momento determinado puedan provocar un colapso en las poblaciones de tarabillas. Y si esto tiene lugar será particularmente dramático porque estamos hablando de una especie que solo vive en Fuerteventura. 

-Si se establece un paralelismo con el mundo del arte, se podría decir que este pájaro es como un Rembrandt, un Van Gogh, un Goya o un Velázquez... ¿De qué manera se puede generar la concienciación de que hay que cuidar los hábitats y de que es perjudicial entrar, por ejemplo, con motos y quads por barrancos?

-Esta concienciación debe partir desde el conocimiento y la educación. Y estos valores deben transmitirse a los ciudadanos a todos los niveles y edades: desde la escuela, el instituto, las universidades; y también desde las administraciones públicas, que deben tener un papel relevante. Y este proceso debe ser continuo, no solo basado en campañas aisladas. En mi opinión, debería existir un plan de comunicación sostenido en el tiempo de los valores ambientales que tiene la Isla, tanto para la población local como para la turista. Hay que invertir en educación, sin duda, pero también en protección. Los espacios naturales deben tener una protección real, efectiva, con personal que vigile estas superficies y a las especies que éstas albergan. Por desgracia, hoy en día, el número de agentes de medio ambiente en Fuerteventura es claramente insuficiente, y no son capaces de evitar, en muchas ocasiones, el mal uso que se hace de los espacios, y de las molestias a las que se ven sometidas las especies que allí viven. También ayudaría mucho tener más personal, y mejor cualificado en las administraciones locales, como los ayuntamientos, pero muy especialmente en el Cabildo insular. Finalmente, a nivel particular, también podemos poner nuestro granito de arena comportándonos respetuosamente con todos los valores ambientales que guarda la Isla.

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